El mes pasado comenzamos a ver cómo las plantas pueden verse afectadas por las condiciones ambientales y la presencia de plagas o enfermedades. Hoy, conocé cómo prevenir su estrés.

Y me comprometí a contarte sobre los distintos tipos de estrés y cómo tener a tus plantas preparadas para superar esos momentos.

Así que, comencemos. Podemos definir dos categorías o tipos de estrés vegetal de acuerdo con su origen:

Existen dos categorías o tipos de estrés vegetal de acuerdo con su origen: el estrés biótico y el abiótico.

Estrés biótico

Causado por organismos vivos, patógenos como los hongos, las bacterias y los virus; u organismos más grandes como los insectos fitófagos (se alimentan de las plantas como las orugas, de la savia como los pulgones) o animales herbívoros mayores.

Todo ello en la parte aérea de la planta, pero puede experimentar estrés biótico en las partes subterráneas provocadas por ejemplo por los nemátodos de la raíz, hongos o incluso insectos que se alimentas de ellas como el grillo topo que podríamos encontrar en el césped.

Estrés abiótico

Es causado por factores abióticos (no vivos), como por ejemplo el viento, demasiada o falta de luz, un contenido demasiado alto de sales en el suelo, etc. 

Esto hace que la planta pueda experimentar estrés en la parte aérea o subterránea.

Dentro de esta categoría se incluyen aquellos daños mecánicos del cual son objeto nuestras plantas durante los trasplantes y las podas.

¿Es malo que las plantas se estresen?

No es una situación ideal para la planta verse obligada a tener que poner en marcha mecanismos para sobrellevar o sobrevivir a condiciones relacionadas con la falta de agua, inundaciones, salinidad, exceso de temperatura o temperaturas extremadamente bajas para la especie, porque implica un desgate de recursos que las afectan negativamente a nivel fisiológico y metabólico.

A pesar de ello, el hombre hace una utilización agronómica de algunos tipos de estrés abiótico porque obtiene ciertos beneficios como el manejo de la producción y el control del crecimiento vegetal.

Me refiero, por ejemplo, a la poda (estrés mecánico) para obtener una mejor floración en los rosales o el arte topiario en arbustos. 

Cada plaga tiene un enemigo natural que la controla

¿Cómo se puede prevenir el estrés biótico?

Enemigos naturales

Hay varios enemigos naturales que pueden ser utilizados para mantener el equilibrio de los insectos en el jardín, como por ejemplo las vaquitas de San Antonio que se alimentan de los pulgones.

Cada plaga tiene un enemigo natural que la controla, a veces son depredadores como en el ejemplo anterior, también hay parasitoides como unas avispas pequeñísimas que ponen sus huevos para que sus larvas se alimenten del pulgón, o enfermedades que reducen las poblaciones de insectos fitófagos.

Preparación de la planta

Si venís leyendo las notas anteriores, sabrás lo importante de tener un suelo sano porque se traduce en plantas sanas.

Es recomendable en todo momento tratar de controlar el entorno de las plantas tanto como sea posible.

Si la planta cuenta con todo lo necesario en su sustrato, está “preparada” para cuando un insecto u otro organismo se acerca a ella. Esto le permite reaccionar más rápidamente y así desplegar antes sus propias defensas. Para ello, deberá contar con un suelo rico en nutrientes de origen orgánico y biológico como compost y humus de lombriz por citar algunos. 

Microorganismos del suelo

Ya quedó establecido que el suelo juega un papel importante para una planta. Los micro y macroorganismos (bacterias, algas, hongos, lombrices, etc.) contenidos en él, entran en simbiosis o en una cooperación mutua con la planta. Esto le da a ésta una protección adicional contra el ataque de hongos, bacterias u otros microorganismos dañinos.

¿Cómo se puede prevenir el estrés abiótico?

En realidad, no lo podemos prevenir del todo, pero sí reducir el impacto de los factores ambientales, brindar las condiciones óptimas e incluso posibilitar la recuperación cuando ha sido afectada.

Medio ambiente 

Como está determinado por los factores ambientales, es recomendable en todo momento tratar de controlar el entorno de las plantas tanto como sea posible.

Si bien no podemos controlar el clima, sí podemos modificar las condiciones de humedad, iluminación y protegerlas de otras variables como la temperatura, tal como lo procuramos en el invierno, tapando las plantas con una manta antiheladas.

Nutrición óptima

La resistencia y resiliencia de las plantas puede mejorarse asegurando que dispongan de una nutrición óptima y completa como te mencioné en el punto anterior de la “preparación de la planta”.

Resistencia de la planta

Además de tener el suelo bien abonado se puede añadir un “extra” a las plantas. Esto puede hacerse mediante el empleo de sustancias conocidas como bioestimulantes que mejorarán la resistencia de la planta, la absorción de los nutrientes y el agua del suelo.

Recordá que conocer las necesidades de tus plantas en cuanto al riego, cantidad de luz (pleno sol, media sombra, etc.), tipo de suelo ideal y temperaturas le ayudarán a que crezcan correctamente sin tener que pasar por situaciones de estrés abiótico que las debiliten o hagan perecer.

La resistencia y resiliencia de tus plantas puede mejorarse asegurando que dispongan de una nutrición óptima y completa.

Para dar cierre a esta nota te dejo una frase que no es nueva “hay un lugar en tu jardín para cada planta y una planta para cada lugar, solo basta con descubrirlo”.

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