Como práctica milenaria, la meditación ganó popularidad en Occidente por los beneficios que aporta a nivel mental y emocional.
Para calmar la mente, reducir el estrés o encontrarse uno mismo, este método ancestral conquista a personas alrededor del mundo que buscan mejorar su calidad de vida.
La clave para desarrollar el hábito de la meditación, es encontrar el momento perfecto y el tipo de meditación y postura que va con vos.
Pero meditar no resulta siempre fácil, sobre todo en el comienzo porque la disciplina y la constancia deben cumplirse a raja tabla. También se requiere de cierto esfuerzo físico, aunque no parezca, pero con el paso de los días esta actividad aportará grandes cambios a tu vida.
Beneficios
Las investigaciones sobre esta práctica demostraron los beneficios que nos aporta a nivel físico y mental:
- Mitiga los efectos del estrés.
- Afecta positivamente el sistema inmunológico.
- Mejora la capacidad de atención y concentración.
- Aumenta la tolerancia al dolor.
- Mejora la memoria y las funciones cognitivas.
- Potencia la aparición de pensamientos positivos.
- Es útil para empatizar con los demás.
La meditación ganó popularidad en Occidente por los beneficios que aporta a nivel mental y emocional.
Pasos para comenzar a meditar
La clave para desarrollar el hábito de la meditación, es encontrar el momento perfecto y el tipo de meditación y postura que va con vos.
Usar ropa cómoda: quitarte los zapatos y elegir prendas anchas y holgadas es una condición básica para meditar. No olvides de apagar el celular, sacarte el reloj u otros complementos que puedan molestar.
Elegir un lugar tranquilo: buscá un lugar que te permita estar relajado/a, sin interrupciones ni interferencias.
Sentáte cómodamente: la postura correcta te permitirá meditar por más tiempo, de lo contrario vas a sentir malestar en la espalda, piernas y brazos. Para meditar hay que sentarse en el suelo con la espalda recta, pero sin tensiones, respirando hondo y manteniendo los hombros y brazos relajados.
Concentráte en un objetivo: con los ojos cerrados concentráte en un objeto o en tu respiración, podés tener un almohadón sobre tus piernas. Tener un punto de referencia en donde poner tu atención, te va a permitir mantenerte “aquí”.
Aceptá los pensamientos que surgen: es habitual que, durante la práctica, aparezcan distintos pensamientos que nos pueden incomodar, pero es algo normal y debemos aceptarlo dejarlos pasar y volver al objeto que tenemos como guía.
Aumentá, progresivamente, el tiempo de meditación: la recomendación es ir ejercitando de a poco y luego ir aumentando en el tiempo. Lograr que la meditación sea diaria y progresar para llegar a los 20 o 30 minutos.
Sumá la meditación a tu rutina: luego de leer los puntos anteriores, seguramente estés listo para comenzar a meditar y, hacer de esta práctica un hábito saludable.
Buscá personas que quieran meditar: encontrar aliados o compañeros de práctica, nos ayudará a comentar nuestros logros y relatar los beneficios experimentados. La relajación como la meditación deben ser para vos momentos placenteros para vivenciar.