A medio camino entre el “más es más” y el “menos es más”, el maximalismo neutro busca espacios ricos y personales, pero sin renunciar a la calma y la elegancia.
En un mundo donde el minimalismo a veces se siente frío y el maximalismo puede abrumar, surge el maximalismo neutro como una alternativa seductora. Esta tendencia decorativa busca el equilibrio perfecto entre la abundancia y la serenidad, creando espacios que invitan a la contemplación y al disfrute sensorial.
La paleta de colores: la clave de la armonía
A diferencia del maximalismo tradicional, que se deleita con colores vibrantes y estampados llamativos, el maximalismo neutro apuesta por una paleta de tonos suaves y naturales. Beiges, grises, blancos, cremas y marrones se combinan en diferentes intensidades y texturas, creando una atmósfera de calma y sofisticación.
Texturas que cuentan historias
La riqueza del maximalismo neutro reside en la diversidad de texturas que se entrelazan en la decoración. Maderas nobles, linos suaves, terciopelos lujosos, pieles exóticas y piedras naturales se combinan para crear un ambiente táctil y envolvente. Cada textura aporta una capa de complejidad y sofisticación, invitando a explorar y descubrir los detalles.
Capas de confort y personalidad
Se caracteriza por la superposición de elementos decorativos, creando capas de confort y personalidad. Alfombras mullidas, almohadones de diferentes tamaños y texturas, mantas de lana, cortinas vaporosas y obras de arte cuidadosamente seleccionadas se combinan para crear un ambiente acogedor y personalizado.
Si te parece que los ambientes maximalistas pueden caer en cierto desorden, este exceso neutro puede resultar una buena opción, ya que no permite que lleves la estética al extremo. Así, requiere una mirada más detallista.
Una meticulosa superposición de color, motivos y texturas, que contribuyan a la armonía y al equilibrio visual.
El arte de la moderación
A pesar de su abundancia, el maximalismo neutro se distingue por su equilibrio y armonía. La clave está en seleccionar cuidadosamente cada elemento decorativo, evitando la saturación y el exceso. Cada pieza debe tener un propósito y contribuir a la creación de un ambiente sereno y elegante.
Una de las maneras más sencillas de incorporar con éxito esta estética a tus estancias es a través de la regla del 3 o, al menos, jugar con números impares. Se trata de elegir tres elementos, tonalidades o texturas con los que ‘trabajar’ la decoración. Por ejemplo, puedes elegir tres estampados diferentes y unirlos mediante el color, de la misma manera puedes optar por tres texturas distintas en los mismos tonos.
Para sacar todo el potencial a esta regla, ve más allá del tono y usa la altura y la forma, por ejemplo. Lo ideal es empezar por una base neutra, que permita más variaciones.
Iluminación que realza la belleza
La iluminación juega un papel fundamental en el maximalismo neutro. La luz natural se aprovecha al máximo, mientras que la luz artificial se utiliza para crear ambientes cálidos y acogedores. Lámparas de diseño, velas y luces tenues realzan la belleza de las texturas y los colores, creando una atmósfera mágica y envolvente.
Un refugio de paz y serenidad
Este estilo transforma el hogar en un refugio de paz y serenidad. Los espacios se convierten en escenarios para la contemplación y el disfrute sensorial, invitando a desconectar del estrés y conectarse con la belleza de los detalles.
Más allá de la tendencia
El maximalismo neutro es más que una tendencia decorativa, es un estilo de vida que celebra la belleza de la abundancia serena. Es una invitación a crear espacios que reflejen nuestra personalidad y nos permitan disfrutar de la comodidad y la elegancia en cada detalle.