Son un clásico de película pero también de las cocinas en la época de Fiestas. Las galletas de jengibre resultan deliciosas para grandes y chicos. Sumalas a tu recetario.
Sin lugar a duda las galletas de jengibre son uno de los dulces más emblemáticos de la Navidad, pero su historia y origen se remontan a siglos atrás, mucho antes de convertirse en una tradición navideña. Estas galletas tienen sus raíces en la antigua Grecia y Roma, donde el jengibre era valorado tanto como una especia medicinal como culinaria. No obstante, fue en la Europa medieval donde se comenzó a asociar el jengibre con la repostería, y con el tiempo, estas galletas se convertirían en un símbolo festivo de la Navidad.
“En la actualidad se elaboran en muchas formas y tamaños, desde simples figuras planas hasta elaboradas casas de jengibre”
Primeros usos en la cocina
El jengibre, originario del sudeste asiático, llegó a Europa durante las cruzadas. Su uso se extendió por todo el continente, especialmente entre las clases altas, que lo utilizaban no solo por su sabor, sino también por sus propiedades medicinales. Durante la Edad Media, comenzó a incorporarse en panes y dulces. En esa época, el concepto de “galletas” aún no existía tal como lo entendemos hoy, pero ya se estaban elaborando formas de pan especiado con jengibre que se horneaban en moldes.
Sin embargo, fue en el siglo XVI, en Inglaterra, cuando las galletas de jengibre comenzaron a tomar la forma más reconocible que tienen hoy. Durante el reinado de la reina Isabel I, se popularizó la tradición de hacer galletas de jengibre con formas de figuras humanas. Se sabe que Isabel I mandó crear galletas de jengibre con formas de figuras de la corte, a menudo decoradas con glaseado, para regalar a sus invitados. Este acto de dar galletas con figuras personalizadas no solo fue una novedad culinaria, sino también un gesto de cortesía y hospitalidad.
El impacto de los cuentos de hadas
Una de las historias más populares asociadas con las galletas de jengibre es el famoso cuento de Hansel y Gretel de los Hermanos Grimm, publicado en 1812. En esta historia, una bruja vive en una casa hecha completamente de pan de jengibre y otros dulces. Este relato capturó la imaginación del público y consolidó la conexión entre las galletas de jengibre y la Navidad, pues la historia evocaba un mundo mágico y festivo que coincidía con las celebraciones de esa época.
Navidad Moderna
Con el paso de los siglos, las galletas de jengibre se fueron transformando en un ícono navideño. En la actualidad se elaboran en muchas formas y tamaños, desde simples figuras planas decoradas con glaseado hasta elaboradas casas de jengibre que se usan como adornos. En muchos hogares, la tradición de hacerlas durante las fiestas sigue viva, siendo un momento de unión familiar en el que se comparten risas, y se disfrutan de deliciosos momentos.
Ingredientes para la masa
-50 cc de agua
-150 g de azúcar negra
-50 g de miel
-1 cucharada de jengibre en polvo
-1 cucharada de canela en polvo
-1 cucharada de clavo de olor
-180 g de manteca
-10 g de bicarbonato de sodio
-400 g de harina 0000
Para al glaseado
–1 clara de huevo
-30 cc de jugo de limón
-125 g de azúcar impalpable
-Colorante alimentario en pasta blanco (o de color si se prefiere)
Preparación

Paso 1:Colocar en un bowl a baño maría el agua, el azúcar negra, la miel, el jengibre, la canela y el clavo de olor. Cocinar hasta que el azúcar se hubiera disuelto, por aproximadamente 10 minutos.
Paso 2: Agregar el bicarbonato de sodio integrándolo con batidor de alambre. Filtrar utilizando un colador.
Paso 3: Agregar la manteca cuando la preparación todavía se encuentre fría.
Paso 4: Por último, adicionar la harina previamente tamizada. Llevar a heladera por al menos una hora.
Paso 5: Estirar y cortar las galletas utilizando cortantes con formas navideñas.
Paso 6: Colocar en una placa y congelar por al menos 2 horas para que no pierdan su forma.
Paso 7: Hornear en un horno precalentado a 180º por 10 minutos. Enfriar completamente antes de decorar.
Paso 8: El glasé. Colocar la clara de huevo, jugo de limón y azúcar impalpable tamizada en un bowl. Batir hasta obtener una consistencia sostenida pero corrediza. Colorear y colocar en manga con pico. Decorar las galletas horneadas ya frías y dejar secar.