La tendencia de interiorismo con estética raw está revolucionando la manera en que entendemos la decoración al destacar la belleza en la imperfección y la autenticidad.
Con un enfoque que abraza lo crudo y lo natural, el estilo de la estética raw demuestra que el diseño puede ser tan elegante como auténtico, desafiando las normas establecidas del diseño interior.
En el mundo del diseño de interiores, esta nueva tendencia ha emergido con fuerza: el estilo “raw” implica un enfoque revolucionario que celebra la imperfección y la autenticidad, ofreciendo una alternativa refrescante a los estilos de decoración más pulidos y estandarizados. En lugar de ocultar los defectos y buscar la perfección inmaculada, el estilo “raw” se enorgullece de mostrar las imperfecciones y abrazar la belleza en lo crudo y lo natural.
El término que en inglés significa “crudo” o “en bruto”, refleja a la perfección la esencia de este estilo. Se basa en la premisa de que las imperfecciones y la apariencia sin pulir de los materiales pueden aportar una calidad única, y una conexión genuina con el entorno. Los interiores diseñados bajo esta tendencia a menudo presentan paredes de ladrillo expuesto, vigas de madera sin tratar y acabados metálicos que muestran signos de uso y envejecimiento.
“En lugar de ocultar los defectos, el estilo “raw” se enorgullece de mostrar las imperfecciones”
Materialidad en bruto
Uno de los pilares fundamentales es el uso de materiales naturales. Maderas sin tratar, cemento pulido, piedra expuesta y metales en su estado más crudo son elementos clave en este enfoque. Estos materiales no solo aportan una sensación de solidez y autenticidad, sino que también cuentan una historia a través de sus marcas y texturas. Por ejemplo, una pared de ladrillo con marcas de desgaste y una superficie rugosa no solo sirve como un elemento decorativo, sino que también transmite un sentido de historia y carácter.
Además, esta estética desafía las convenciones del diseño al rechazar la idea de que los espacios deben ser perfectamente uniformes. En lugar de ello, celebra la diversidad de texturas y acabados que pueden coexistir en armonía. Un espacio raw puede combinar superficies de hormigón pulido, con madera envejecida y metal oxidado, creando un contraste visual que resulta atractivo y auténtico.
Este enfoque también se refleja en la forma en que se abordan los elementos arquitectónicos. Las tuberías expuestas, los conductos de ventilación y las estructuras visibles, en lugar de ocultarse, se integran de manera destacada en el diseño. Este tratamiento revela el “esqueleto” del edificio, ofreciendo una visión sin adornos que destaca la funcionalidad y la honestidad del espacio.
La estética raw también encuentra su lugar en la sostenibilidad. Al utilizar materiales naturales y no tratados, se reduce la necesidad de procesos de fabricación y acabados adicionales que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente. La filosofía detrás de este estilo también aboga por la durabilidad y la longevidad, valorando las cualidades inherentes de los materiales en lugar de depender de acabados artificiales.
En cuanto a la decoración, tiende a ser minimalista, permitiendo que los elementos naturales y las texturas sean los protagonistas. Los muebles y accesorios suelen ser funcionales y de líneas simples, sin adornos innecesarios. Esta simplicidad resalta la belleza de los materiales y evita que el espacio se sienta sobrecargado.
Al celebrar las imperfecciones y abrazar los materiales en su estado más natural, esta tendencia proporciona un enfoque audaz y refrescante que desafía las convenciones del diseño tradicional. En lugar de ocultar lo imperfecto, el estilo raw nos invita a apreciar la belleza inherente en la autenticidad y la cruda realidad de los materiales.