Sentir hambre y tener hambre no es lo mismo. En esta nota descubrí cómo manejar tus emociones a la hora de comer.
Sentir hambre y tener hambre no es lo mismo. El tener hambre es la situación fisiológica en donde existe la necesidad de un alimento, a la llamamos hambre real. Sin embargo, el sentir hambre es la acción de comer para consolar o silenciar o tapar una emoción. Esto se conoce como hambre emocional.
La alimentación, al ser un acto social se lo relaciona con felicidad, placer y compañía.
Cada vez hay más estudios indicando que todo está en el cerebro. Éste es el encargado de transmitir sensaciones placenteras entre muchas otras cosas más. Al ingerir un alimento (estímulo), el cerebro libera neurotransmisores: serotonina y dopamina principalmente, encargados de nuestro estado de ánimo.
Por otro lado, la alimentación, al ser un acto social se lo relaciona con felicidad, placer y compañía. Múltiples razones pueden conducir a tener hambre emocional: insatisfacción laboral, sentimental o social, estrés, ansiedad, aburrimiento, autoboicot, entre otros.
Es muy importante identificar el por qué comemos, para detectar si es hambre emocional o hambre real. Para esto es recomendable observar un momento la situación y ser conscientes de las razones por las cuáles se va a comer. Para esto, hay que establecer las diferencias entre ambas:
Reconocer las situaciones
Para poder controlar esto es fundamental poder definir las razones del hambre emocional y aprender a escuchar nuestro cuerpo. Generalmente tenemos patrones y una vez que se reconozca, hay que desarrollar una estrategia para romperlo.
Sentir hambre y tener hambre no es lo mismo.
a) Llevar un diario alimentario nos permite analizar los momentos de mayor vulnerabilidad y la manera en que lo proyectamos en la comida. Lo recomendable es responder las siguientes 3 preguntas:
¿Ante qué situaciones tengo hambre emocional? Ejemplo: soledad, estrés, discusiones; o ¿Qué suelo comer en estos momentos? Dulces, comidas chatarras; o ¿Cómo me siento después de comer? Con culpa, con inflamación o con más ansiedad, bien o mal, etc.
b) Consultar con profesionales: Puede ser psicólogo y nutricionista. El hambre emocional se soluciona en conjunto, trabajando en las emociones y conociendo los beneficios de una alimentación equilibrada y personalizada para evitar tener un déficit nutricional.
c) Solucionar la raíz del problema y no prohibirse comer.
Recordemos que comer para silenciar una emoción solo soluciona el problema temporalmente, mientras que aprender a ser consciente de nuestras emociones nos ayuda a tomar mejores decisiones en cuanto a nuestra alimentación y nuestra vida.
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