Emprendedores y apasionados por el diseño, Rocío y Santiago supieron darle a sus creaciones una personalidad única, a través de procesos altamente sustentables.
Por Victoria Navicelli
Rocío Tarifeño y Santiago Vega son los creadores de Crux Studio, una marca de diseño de moda mendocina que encara sus proyectos bajo la óptica sustentable. Con un poco más de dos años de vida, han sido reconocidos a nivel nacional e internacional no solo por ser jóvenes y emprendedores, sino, más bien, por lanzar una idea creativa y con estilo que hace su aporte al mundo. Ambos son diseñadores de indumentaria, licenciados en diseño, titulados en la Universidad de Mendoza. También, son docentes en dicha casa de altos estudios.
Si bien la vida profesional los mantiene algo separados, Roció y Santiago tienen su punto en común: la pasión por el diseño y la sustentabilidad. La marca, Crux Studio, es su lugar de encuentro, el mismo que los ha llevado a ocupar un espacio en el campo del diseño mendocino. Los encontramos en dos Showroom: Espacio De y Micropunto.
¿Cómo nació la marca Crux Studio?
(Santiago). La marca nació como nuestro proyecto de tesis. La hicimos sobre esta idea, como forma de testear y para conocer su impacto en el mercado. Antes de recibirnos, con la marca en desarrollo, nos presentamos al semillero de Mendoza Fashion Week 2019, y resultamos ganadores. Eso nos abrió la cabeza y, también, muchas puertas.
Decidimos extender la tesis para sumar muchas ideas que aprendimos con esa experiencia y, en diciembre de 2019, ya recibidos, usamos la tesis como lanzamiento de la marca formal.
(Rocío). Si bien, diseñamos prendas fuera de lo común; el proyecto tiene un trasfondo sustentable, muy conceptual. El semillero nos ayudó a pensarlo como una marca, pero, no tanto desde la venta, sino para establecer un producto que quiere contar una historia y que tiene una impronta muy propia.
¿Por qué se volcaron hacia lo sustentable?
(Santiago). En la moda hay una filosofía de buscar un poco de sustentabilidad. La verdad es que, en esta industria, la sustentabilidad al 100 % es casi imposible. Al desarrollar nuestro textil, lo hacemos como un tejido, de una versatilidad y de un nivel de aplicación tan grande que la tela pasa a ser “zero waste“, es decir, que no deja desperdicios.
¿Y cómo lo hacen?
(Santiago). Construimos la prenda al mismo tiempo que construimos el textil. La forma normal que tiene la industria de hacer la tela es comprar la tela, hacer el tejido y cortar las piezas, sobran un montón de recortes que se tiran o, quizás, algo se recupera. Pero, en mayor medida, hay trozos de tela que se pierden. En nuestro caso, es como si tejieras un suéter, vas usando la lana a medida que vas tejiendo, sin generar desperdicios. Lo hacés funcional a la prenda y según lo que se necesita. Si tenemos algún recorte, lo aprovechamos para hacer accesorios, zapatos para sesión de fotos, carteras, aros… O sea, algún uso le damos. Ahí está la idea de hacer una prenda que no genere desperdicios en su producción.
¿Y cuál es el motivo de su trabajo?
(Roció). La industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo. Nosotros establecemos un concepto de que (en moda) es un deber emparentarse con la sustentabilidad. Quizás, el sector no sea 100 % sustentable, pero sí debemos ayudar o poner ese granito de arena como diseñadores y como responsables de una marca.
¿En qué se inspiran a la hora de crear una prenda?
(Rocío). Cuando hablamos de diseño, nos basamos en inspiraciones que tienen un trasfondo más complejo. Hacemos investigaciones (reporte de tendencias), que son disparadores a nivel económico, político y social. A partir de allí, hacemos una bajada conceptual de estos factores que son los que nos llevan a tener el objeto de inspiración a la hora de diseñar.
(Santiago). Claro. Hacemos un estudio más social para abstraer conceptos sociales de formas, colores, estructuras y todo ese tipo de cosas que, en realidad, es la parte nuclear de nuestra estrategia. Es decir, hacer todo un trabajo de análisis y después volcarlo a las prendas. Ejemplo de eso han sido temas como la hiperreactividad social, feminocracia, feminismo, etc.
Por eso sus tiempos son otros
(Rocío). No manejamos los mismos tiempos que marcas comerciales o convencionales. Al tener este estudio de tendencias y análisis previo, nuestra producción suele ser un poco más lenta, porque después de todo este análisis pasamos a la etapa conceptual, la producción, el armado de la prenda. Desde que empezamos a idear y a diseñar ya estamos pensando cómo va a ser la producción de fotos, cómo lo vamos a mostrar, cuál va a ser el concepto. Es decir, el resultado de todo el estudio que hemos hecho.
¿Cuáles son los diseños que ya han lanzado?
(Santiago). La marca lleva un poco más de dos años. En este tiempo hemos hecho entre 6-8 colecciones. Colecciones en cápsulas, es decir, colecciones chiquitas. Además, responde a nuestra filosofía de producir poco y lo necesario, prendas únicas que no se repiten, salvo que cambien los tamaños o algunos colores.
Qué otras marcas han destacado su trabajo
(Rocío). Después del Fashion Week, fuimos reconocidos una plataforma de diseño internacional reconocida por Vogue Italia. Fue todo un suceso, porque nos dio reconocimiento internacional. También, entrevistas internacionales, nacionales y de Mendoza, por supuesto. Todo lo que hacemos lo hacemos con mucha pasión y la gente lo ha aceptado con ese mismo entusiasmo, y con mucho amor.
¿Qué pasa con las marcas que aún no se inclinan con más fuerza a lo sustentable?
(Santiago). Ser sustentable es caro. Es difícil que una marca pueda hacer este gran cambio. Implica toda una transformación a nivel industrial. Además, no es solo a nivel contaminación, sino también, a ética laboral, sueldos dignos, y muchos otros factores.
(Roció). Creo, igualmente, que muchos jóvenes están tomando conciencia. Somos el granito de arena que aportamos desde nuestro lugar. Y, las marcas multinacionales están proponiendo cápsulas o pequeñas colecciones.
¿Qué encuentra el público en sus prendas?
(Santiago). Una prenda de diseño con un gran valor. Nuestro propósito es que el cliente sepa que no está comprando cualquier prenda, una descartable, sino, más bien, prenda que tiene un gran valor agregado por su componente de sustentabilidad y el trabajo que lleva su elaboración. Como mendocinos, es nuestro modo de mostrar la provincia desde otra óptica.
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