Te contamos algunas iniciativas para ahorrar dinero, pero también para mejorar tu vínculo con el ecosistema.
Por Lic. Eduardo Sosa. Consultor en Eco-eficiencia
Una realidad cada vez más cercana. Esta historia nos muestra que, a raíz del costo de la energía convencional y la disponibilidad de tecnología “ecológica” entre otros aspectos, es más factible dar un salto de calidad y aportar una solución a nuestro contaminado planeta.
Juan (42) y Laura (39) han construido su hogar gracias a un crédito. Con ese dinero colocaron un sistema automatizado de energía de respaldo basado en paneles solares, y un calefón solar que genera agua caliente para usos sanitarios y calefacción.
Además, invirtieron el dinero en un proyecto de arquitectura bioclimática que aprovecha las corrientes de aire del subsuelo mediante tubos canadienses, que mantienen una temperatura confortable todo el año. Colocaron aberturas de doble vidrio hermético, mampostería con aislación, pisos con membrana termoacústica para evitar que el calor generado por la calefacción se pierda, techos con aislación en su cara interna y un techo verde en su parte externa que protege la vivienda del intenso calor del verano. Para mantener la temperatura del entorno, plantaron árboles de hoja caduca que en verano proyectan sombra sobre la estructura y dejan pasar la luz del sol durante los meses de invierno cuando las hojas han caído.
Para capturar el sol del invierno, el arquitecto diseñó un invernadero que atrapa el calor y lo distribuye en la vivienda. En ese espacio ellos pueden disfrutar de las plantas ornamentales, cultivar alimentos y recolectar especies aromáticas durante todo el año. El agua para riego es provista por un sistema de biodigestores que depura las aguas grises provenientes de la lavandería, la ducha y la cocina, que es complementado por un sistema de captación del agua de lluvia. Con los residuos orgánicos mantienen un pequeño lombricario donde una población de lombrices generará el humus que luego irá a la huerta.
Por supuesto, se han decidido por iluminación basada en lámparas led, y de a poco van cambiando sus electrodomésticos por otros con mayor eficiencia energética. Laura y Juan saben que todo este esfuerzo sería en vano si no tuvieran un comportamiento acorde, por eso apagan los aparatos y luminarias que no usan, mantienen la temperatura dentro de los rangos de confort pero sin derrochar energía y llevan un estilo de vida “energéticamente austero” para minimizar el impacto sobre el planeta.
En lo relativo a la forma de transportarse, han decidido comprar una pequeña moto eléctrica, la cual alimentan con la energía de los paneles solares, y como llegaron a un acuerdo con la empresa distribuidora de energía, el excedente de energía producida por los paneles solares es entregada al sistema local, lo cual les permite aliviar los costos de la red eléctrica.
¿Ciencia ficción? No, una realidad que cada día es más factible ya que los precios de la energía convencional, unida a la disponibilidad de tecnología “ecológica”, empresas y profesionales dedicados a la eficiencia energética y la posibilidad de sacar provecho económico con la venta de energía excedente, han permitido que situaciones como la relatada sean una realidad. Con el acompañamiento adecuado, es posible dar este salto de calidad y recuperar la inversión en tiempos razonables. Además de ahorrar dinero en el futuro cercano, estaremos aportando una solución a nuestro contaminado planeta.
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