Arq. María Florencia Oña La Micela
El desafío y la belleza de apropiarse del entorno a la hora de proyectar una casa en terrenos con desnivel van de la mano en la llamada arquitectura orgánica, que busca enriquecer el paisaje y utilizarlo para destacar sus creaciones.
“Ninguna casa debería estar nunca sobre una colina ni sobre nada. Debería ser de la colina. Perteneciente a ella. Colina y casa deberían vivir juntas, cada una feliz de la otra”. Frank Lloyd Wright expresaba así la importancia de la relación entre el elemento arquitectónico y su entorno inmediato para reflejar su concepto de arquitectura orgánica en edificaciones que se funden con la naturaleza y la topografía.
La arquitectura orgánica se encuentra reflejada en edificios que crecen de su entorno enriqueciéndolo y aportando valor al paisaje. La casa Fallingwater de Lloyd Wright, por caso, encaja en el paisaje, lo comprende y lo resalta pero también respeta la forma, la pendiente y el flujo del río donde se emplaza para lograr un entendimiento entre las formas, los materiales, la luz y las pendientes alcanzando una arquitectura que pareciera que existió desde siempre.
En base a esta línea, el diseño orgánico tiene bases sustentables debido a que se inspira en la naturaleza así como respeta sus flujos, lapsos y continuidades con el fin de realzar el emplazamiento y satisfacer necesidades sociales, físicas o espirituales.
El sitio, el lote, el emplazamiento se entiende como el elemento que conforma el espacio físico. Es un insumo primordial y fundamental para comenzar el proceso proyectual. Este primer componente físico se observa desde todas sus variables. Es decir, desde su geometría, interacción y relación con volúmenes, relación del espacio exterior e interior, recorridos, actividades a desarrollarse y valores que presenta; lo que configura una serie de herramientas y problemáticas a resolver.
Una arquitectura topográfica, en este sentido, es aquella que genera una simbiosis de elementos y los transforma en conocimiento para poder analizar y comprender el espacio físico desde todas sus dimensiones. Estos aspectos son fundamentales a la hora de llevar adelante un proyecto de diseño en el que es necesario incluir conceptos de plástica, enrasamiento, pliegues, tipologías, recorridos y materialidad.
Todo se conjuga en el proyecto arquitectónico que se enriquece del estudio topográfico y viceversa. Las curvas de nivel demuestran características determinadas y establecen necesidades conjuntas para incorporar el conocimiento desde ambas disciplinas. Al delinear formas de modificar, conformar o diagramar propuestas arquitectónicas o iniciar cualquier proceso proyectual es necesario realizar estudios topográficos cuyos resultados deben servir de punto de partida a conceptos arquitectónicos por lo que el análisis topográfico debe ser incluido en el proceso proyectual de manera consciente y responsable.
Existen hoy innumerables ejemplos arquitectónicos en los que se observa este tipo de intervención, como una manera de analizar las características del suelo, que se atreven a intervenir en espacios naturales de diversas complejidades. Entre ellos se destacan las soluciones arquitectónicas que aspiran a una arquitectura que copia los relieves en pendiente o se opone a ellos pero que, en líneas generales, juega y los incorpora al proyecto en un determinado emplazamiento.
Honesta integración
La casa Tolo de Álvaro Siza; se encuentra ubicada en un área de 1.000m2 con proporciones estrechas, largas y profundamente inclinadas. El hecho de estar posicionado al Sur (hemisferio norte), permite recibir condiciones óptimas a la exposición solar y las vistas naturales.
Todo se conjuga en el proyecto arquitectónico que se enriquece del estudio topográfico y viceversa.
Por razones de funcionalidad e integración se organizó el ingreso principal colocándolo en el sitio donde la accesibilidad vehicular era posible. La topografía accidentada provocó el desarrollo de una vivienda fragmentada, transformando el todo de la volumetría en una composición de pequeños volúmenes unidos e interconectados. Las funciones de la casa se encuentran clarificadas y delimitadas por dichas formas mientras la cubierta funciona simultáneamente como piso; expandiéndose en los jardines como un espacio de recorrido.
Se desarrolla de forma lineal en el centro del terreno con la intención de conservar los árboles existentes a la vez que preservar la continuidad del contexto previo.
La inestabilidad del terreno y los recursos económicos de este proyecto determinaron una casa con varias aristas: la vivienda propiamente dicha; la organización del espacio exterior a través de patios que permiten el uso exterior del paisaje y -finalmente- la relación de un recorrido vinculante de los extremos de la parcela.
Así, las casas en pendiente se adaptan con naturalidad; incorporan un hito estético sobre el desnivel; conforman un grupo arquitectónico con ejemplos notables e invitan a arquitectos y habitantes a una integración honesta con el paisaje.
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