Un viaje por los árboles que transforman el paisaje mendocino.
Cuando vas por las calles en primavera ves árboles con una floración increíble y tal vez te preguntes: ¿cuáles serán?
En Mendoza, donde el clima árido representa un desafío constante, existen cinco especies que transforman radicalmente el paisaje urbano con sus floraciones espectaculares y, lo mejor de todo, es que podés cultivarlas en tu jardín.
Jacarandá
El jacarandá encabeza esta selección. Su floración primaveral puede durar hasta 30 días, convirtiendo cualquier espacio en un espectáculo visual de flores violetas que cubren completamente la copa antes que aparezcan las hojas. Originario del norte argentino, alcanza entre 6 y 10 metros de altura y se adapta perfectamente a nuestro clima. Solo necesita exposición solar y riego moderado. Su color violeta genera una sensación de calma y creatividad única.
Grevillea
La grevillea robusta merece el segundo lugar por su extraordinaria floración dorada-anaranjada. Entre primavera y verano desarrolla racimos que parecen cepillos dorados de 8 a 15 centímetros, atrayendo abejas y mariposas. Su follaje finamente recortado, verde oscuro arriba y plateado abajo, crea efectos visuales únicos con el viento. Resistente a la sequía, puede alcanzar 30 metros, siendo ideal para jardines amplios.
Palo borracho
El palo borracho aporta una dimensión escultural única con su tronco abultado y sus grandes flores rosadas con centro blanco salpicado de rojo. Aunque florece principalmente en verano, en Mendoza puede adelantarse a fines de primavera. Su capacidad de almacenar agua en el tronco lo convierte en una especie perfectamente adaptada a nuestras condiciones áridas, requiriendo mínimo mantenimiento.
Paraíso
El paraíso destaca por sus flores lilas intensamente perfumadas que aparecen en primavera. Este árbol de crecimiento rápido tolera extraordinariamente bien la sequía y las bajas temperaturas. Su follaje caduco proporciona sombra densa en verano y permite el paso de luz solar en invierno, optimizando el confort de los espacios.
Lapacho rosado (Tabebuia impetiginosa)
El lapacho rosado es el rey de la primavera. Su floración es tan espectacular que se convierte en un evento en sí mismo. Durante unas pocas semanas, el árbol se cubre por completo de grandes flores rosadas que caen como una alfombra, dejando el suelo teñido de un color fucsia intenso. No hay hojas, solo flores. Es un árbol que alcanza entre 8 y 15 metros de altura y, aunque requiere un poco más de cuidado en sus primeros años, se adapta muy bien al clima mendocino una vez establecido. Su floración es tan efímera como grandiosa, lo que la hace aún más valiosa.
Estos cinco árboles no solo embellecen nuestros espacios, sino que los transforman, creando microclimas que mejoran nuestra calidad de vida. Y esa, creo, es la magia del paisajismo que cuida. A mí, personalmente, me maravilla el jacarandá y el lapacho rosado, que tienen una floración espectacular y, curiosamente, pertenecen a la misma familia botánica.
Me gustaría seguir este diálogo e incentivar tu observación por lo que te dejo la siguiente pregunta. ¿Sabés de una planta trepadora que pertenece a la familia de las bignoniáceas, como el jacarandá y el lapacho rosado, y llena los muros de flores?. Pista: mirá sus flores y encontrá las coincidencias porque hay más de una por allí.
