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    Emplazada entre dos mundos, el urbano y el paisaje del piedemonte, esta vivienda abierta al paisaje es una síntesis perfecta de sincronismo arquitectónico. Un proyecto de los arquitectos Emiliana Acosta y Gustavo Albera.

    “El presente proyecto surge del encuentro entre una geografía poderosa y una intención arquitectónica profundamente arraigada al sitio”, destacaron los arquitectos Emiliana Acosta y Gustavo Albera al hablar de su proyecto de vivienda abierta al paisaje, ubicada en el Mendoza Norte Country Club. Una apuesta que no se concibe como un objeto aislado, sino como una consecuencia directa de su entorno: una topografía compleja, un paisaje natural imponente y una visión de vida anclada en la contemplación y la pertenencia.

    “La arquitectura, no impone un límite al entorno, sino que lo incorpora”

    Desde sus primeras líneas, el proyecto fue concebido como una arquitectura que no busca imponerse, sino revelar. Cada decisión, desde la implantación general hasta el detalle constructivo, respondió a la lectura atenta de un contexto sin precedentes en la Ciudad: un barrio que serpentea al pie de la cordillera, donde la cercanía con la ciudad no interfiere con la serenidad del piedemonte.

    “Esta memoria reúne los fundamentos que dieron forma a la vivienda: las premisas del lugar, las estrategias proyectuales, la elección consciente de materiales y las respuestas a un entorno natural que no admite “indiferencias”. Lejos de proponer un objeto cerrado, la vivienda se abre al paisaje como quien aprende a habitarlo, con sobriedad, claridad y respeto” describieron los profesionales.

    El contexto

    Desde las primeras aproximaciones al proyecto, se reconoció que la vivienda iba a insertarse en un entorno privilegiado dentro del Mendoza Norte Country Club, un barrio cerrado de características únicas en la provincia. 

    El análisis del trazado del barrio reveló una lógica urbana orgánica, donde las calles siguen las curvas de nivel del terreno con respeto topográfico. De allí que se comprendió que vivir en Mendoza Norte implicaba habitar un espacio suspendido entre dos mundos: próximo al centro urbano, pero contenido por un entorno de calma profunda, aire seco y fragante, y un paisaje intacto del piedemonte mendocino. 

    “El proyecto asumió una materialidad sobria y coherente con el espíritu del lugar”

    La estrategia del proyecto vivienda abierta

    La estrategia de diseño se definió como una respuesta a esta geografía privilegiada: una propuesta horizontal, fragmentada y porosa. Se planteó una vivienda distribuida en volúmenes, de un solo nivel para reducir su impacto visual sobre la cima del cerro, que acompañan la pendiente del terreno y se articulan a través de patios, galerías y expansiones semicubiertas.

    El concepto arquitectónico se basó en el uso de grandes planos horizontales que, al extenderse como aleros, no solo ofrecen protección climática, sino que también serenan la composición volumétrica y refuerzan la idea de una arquitectura arraigada al suelo.

    Esta disposición permitió orientar cada espacio hacia un punto específico del paisaje: el cerro más cercano, el campo de golf, el valle urbano o el cielo abierto. La arquitectura, en consecuencia, no impone un límite al entorno, sino que lo incorpora activamente a la experiencia cotidiana del habitar.

    Materialidad que abraza el lenguaje arquitectónico

    El proyecto asumió una materialidad sobria y coherente con el espíritu del lugar. Se seleccionaron el hormigón visto, la piedra local y carpinterías de aluminio negro, definiendo una estética contemporánea de fuerte arraigo territorial. Cada material fue elegido por su expresividad constructiva, su durabilidad y su capacidad de integrarse al paisaje.

    Según expresaron los arquitectos “los techos planos en voladizo no solo funcionan como protección climática, sino también como dispositivos de encuadre del cielo, las montañas y la ciudad. En algunas losas se incorporaron perforaciones que permiten el ingreso de luz natural controlada, generando sombras cambiantes sobre los planos interiores y exteriores, y reforzando la atmósfera tectónica y contemplativa de la casa”.

    FICHA TÉCNICA

    • Proyecto de arquitectura: Arq.Emiliana Acosta y arq. Gustavo Albera.
    • Dirección Técnica: Arq. Emiliana Acosta 
    • Asistencia en Bim y en obra:  Arq Melania Arroyo / arq Agustin Bertona
    • Cálculo estructural:Ing. Cesar Almecija
    • Instalaciones eléctricas: Joaquín Lopes Cardozo
    • Paisajismo: Eduardo Vera
    • Diseños Especiales: Ari Doctors
    • Fotografía: Luis Abba

    PROVEEDORES DESTACADOS

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