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    En esta nota te indicamos cuál es la selección de plantas correcta en Jardines Terapéuticos, según el tipo de paciente. Conocé todo acerca de la botánica clínica.

    Desde hace ya muchos años, tengo una frase cuando pienso en el diseño de un jardín en el que sus propietarios tienen una selección previa de plantas. Una frase que ya no sé si es mía o la tomé prestada: hay una planta para cada lugar y un lugar para cada planta. De esto se trata la botánica clínica y aquí te contamos todo acerca de ella.

    La primera parte hace referencia a que el espacio verde establece con su “genius loci” (el espíritu del lugar) una selección vegetal única, y la segunda parte de la oración hace más referencia a las condiciones de cultivo.

    Es así, como en los jardines “salutogénicos” y los jardines terapéuticos tienen especies vegetales más indicadas y otras que por más lindas que sean, debemos de evitar.

    Estas áreas verdes son herramientas clínicas diseñadas para sanar. La clave está en seleccionar plantas que respondan a las necesidades únicas de quienes las usan, desde pacientes en cuidados paliativos hasta veteranos con estrés postraumático.

    En este artículo hago una clasificación de espacios terapéuticos con ejemplos alrededor del mundo y nombro algunas especies vegetales indicadas por la botánica clínica.

    Cuidados paliativos: El Bonner Healing Garden de Idaho, es un espacio de paz y recogimiento para honrar a los seres queridos que han fallecido y para encontrar consuelo en momentos difíciles. 

    Aquí, la vegetación se elige para estimular los sentidos que persisten incluso en etapas avanzadas de la vida. La lavanda, el romero y el jazmín no son casuales: sus aromas calmantes evocan memorias y reducen la ansiedad. Se evitan las plantas anuales de corta vida, como los pensamientos, cuyo ciclo fugaz podría asociarse con la pérdida. En su lugar, predominan las gramíneas ornamentales y las perennes, que ofrecen un paisaje sereno y duradero. Un detalle conmovedor: los senderos están equipados con sistemas de calefacción bajo el suelo para permitir acceso incluso en invierno, asegurando que ninguna persona pierda su último deseo de sentir el sol en el rostro.

    Salud mental: En unidades psiquiátricas como las del Jardín de Alnarp (Suecia), cada especie se somete a un “examen de riesgo”. La adelfa o laurel en flor como lo conocemos por aquí, con su belleza engañosa, queda descartada por su toxicidad. En su lugar, se opta por sauces de ramas flexibles y manzanos que invitan a la interacción sin peligro. 

    Para niños con autismo, como en el Sharp Mesa Vista Hospital de California, se priorizan texturas suaves: la menta que se deshace entre los dedos, la caléndula de pétalos aterciopelados. Los colores pastel reemplazan a los tonos vibrantes, creando un entorno que calma en lugar de sobreestimular.

    Veteranos con estrés postraumático: El diseño para veteranos es un ejercicio de sensibilidad extrema. En el Combat Stress Garden Británico, se eliminaron los colores rojos y naranjas, asociados a explosiones, y se crearon bancos elevados sin patas traseras, evitando el temor a artefactos ocultos. El agua, presente en estanques quietos con nenúfares, se usa con precaución: el sonido de cascadas podría desencadenar recuerdos de combate. Especies como el arce japonés, cuyas hojas cambian con las estaciones, se convierten en metáforas vivas de renovación personal.

    Sobrevivientes de violencia: En el refugio Danner’s Garden de Dinamarca, las plantas son aliadas en la reconstrucción. Los arándanos y hierbas aromáticas en camas elevadas permiten a las mujeres recuperar el control a través del cultivo. El bambú forma barreras naturales que brindan privacidad, mientras los sauces llorones crean rincones para el diálogo íntimo con terapeutas. Cada cosecha se transforma en un acto de autonomía: desde preparar té con menta del jardín hasta usar caléndulas para crear ungüentos curativos.

    Claves para un diseño efectivo

    1. Multisensorialidad estratégica: En Texas, el Center for the Intrepid combina texturas como la corteza rugosa de abedules con suaves hojas de lamb’s ear (oreja de cordero) para estimular la propiocepción en pacientes con lesiones cerebrales.
    2. Simbolismo botánico: Los robles centenarios en centros de rehabilitación no son solo sombra: representan resiliencia ante la adversidad.
    3. Adaptación cultural: En el jardín Nacadia (Dinamarca), veteranos de guerra siembran arándanos y el mirto del pantano, especies vinculadas a los bosques escandinavos de su infancia, creando puentes entre el trauma y la identidad.

    Para despedirme me gustaría hacer hincapié en que estos jardines nos recuerdan que la sanación no siempre viene en frascos. A veces brota de la tierra, se mece en las ramas de un sauce, o se esconde en el aroma persistente de la lavanda. La naturaleza, cuando se selecciona con ciencia y empatía, se convierte en la más sabia de las terapeutas.

    Recorré la nueva edición de MCH aquí.

    Claudio Doratto
    Claudio Dorattohttp://www.claudiodoratto.com
    Soy docente, escritor, podcaster, paisajista, jardinero y terapeuta hortícola. Fundador de jardinesinclusivos.ar

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