¿Te fuiste de vacaciones y a tu regreso estaban las plantas marchitas o secas? ¡Te traemos la solución!
Cuántas veces observamos que alguna de las plantas que tenemos en el jardín o en una maceta en el interior del hogar está decaída, triste o moribunda y no sabemos de qué se trata. La mirás por todos lados y no hay indicios de algún bicho merodeando en ella. Entonces, ¿qué le pasa?
A la semana recibo varias consultas por este tipo de problemas, y las respuestas pueden ser variadas, pero el común denominador es uno: el estrés vegetal.
Es importante conocer las necesidades de tus plantas o las características de donde son originarias.
De la misma forma que nos afectan situaciones de nuestro entorno que desencadenan problemas en nuestra salud, a las plantas les ocurre algo similar.
¿Qué es el estrés vegetal?
El estrés vegetal es una respuesta fisiológica de las plantas a factores adversos, como la sequía, los cambios bruscos de temperatura o el ataque de una plaga.
Existen dos tipos principales de estrés: el abiótico y el biótico. El primero se refiere a condiciones climáticas desfavorables, mientras que el segundo incluye enfermedades causadas por patógenos y plagas.
Tener presente las condiciones de luz y temperatura que necesitan las plantas para elegir el lugar ideal para ella.
Estos factores pueden causar daños significativos en la salud y el crecimiento de las plantas si no se tratan adecuadamente.
Por lo tanto, es importante comprender cómo detectar los síntomas del estrés vegetal para ayudar a prevenir futuros daños.
Síntomas más frecuentes del estrés vegetal
Los principales síntomas del estrés vegetal incluyen algunas hojas marchitas, de color amarillo o marrones con manchas negras u oscuras; floración reducida o caída de flores aun sin abrirse; retraso en el crecimiento de la planta; marchitamiento generalizado; ramificaciones débiles o tallos largos y débiles para la especie en cuestión.
Las raíces también pueden verse blancuzcas debido al ataque por hongos u otros patógenos fúngicos que pudren las raíces, o a la presencia de insectos que se alimentan de ellas.
Además, otras veces hay desequilibrio nutricional provocado por deficiencias minerales como calcio, hierro; o al exceso debido a una excesiva fertilización química.
Los principales síntomas del estrés vegetal incluyen algunas hojas marchitas, de color amarillo o marrones con manchas negras u oscuras.
Recomendaciones para cuidar tus plantas
Para evitar que sucedan problemas relacionados con el estrés, o posibilitar a las plantas recuperarse apropiadamente una vez afectada, te recomiendo:
- En primerísimo lugar debés conocer las necesidades de tus plantas, o las características de donde son originarias (esto es fundamental para tratar de reproducir las condiciones naturales en las que evolucionaron).
- Mantener un buen balance nutritivo rico en macro y micronutrientes (de preferencia de origen orgánico y biológico).
- Controlar constantemente la humedad (ni de más, ni de menos). Recordá que será preferible en muchos casos regar una vez que se secó el sustrato de la maceta.
- Observar que no haya presencia de plagas o enfermedades y, de encontrarlas, recurrir a tratamientos biológicos.
- Tener presente las condiciones de luz y temperatura que necesitan las plantas para elegir el lugar ideal para ella.
Tené presente que son recomendaciones muy generales. La ubicación además de los cuidados de un ficus y de un cactus en el interior de tu casa serán diferentes.
En la entrega del mes que viene te contaré sobre los distintos tipos de estrés biótico y abiótico, pero no me quedaré solo con ello; también te daré recomendaciones más específicas para tener plantas sanas y resistentes.
Si lo deseas, aprovechá estos días para hacerme llegar tu consulta de este tema a contacto@claudiodoratto.com, así te respondo el mes que viene.
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