Giménez Riili lanzó la segunda etapa del proyecto Cortaderas Bike, un servicio que propone una forma diferente de movilizarse
La historia dice que Christiania (en Copenhague) era un barrio utilizado para alojar marineros. Y que allá por los años ‘70 se decidió vaciarlo, con la consecuente liberación de todas sus barracas. Así fue que cientos de jóvenes locales se mudaron al lugar con una única visión: “cambiar el mundo y su vida”. Uno de los puntos de partida fue: “nada de autos ni motos”.
Aquellos primeros nuevos habitantes de Christiania debieron apelar a otros medios de movilidad, y las bicicletas fueron las primeras en llegar. Las tradicionales y también otras capaces de transportar objetos y también a los niños de la familia.

Ese estilo de vida sobre dos ruedas ha ido trascendiendo las fronteras danesas. En muchos países del mundo la utilización de bicicletas es sinónimo de sustentabilidad, ahorro, vida sana, respeto por el ambiente, bienestar.
Se trata de una iniciativa que, además de resultar muy pintoresca, brinda servicios a los vecinos y comercios.
Inspirados en la ciudad danesa de Christiania, Giménez Riili decidió construir bicicletas con la finalidad de hacer delivery de productos -fundamentalmente de Hipólito Coffee Bar-, embellecer a su paso las calles de Pueblo Nuevo y divertir a los niños con un paseo.
Cortaderas Bike empezó -hace algunos meses- con una versión beta que resultó muy exitosa y ya incorporó 10 nuevas bicicletas a pedido de propietarios del barrio, negocios de diferentes zonas y bodegas.

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