En ClubHouse descubrí como los diseñadores mendocinos eligen “showrooms” privados, para mostrar sus creaciones.
Los showrooms privados, en los que los diseñadores locales muestran sus productos de una manera más íntima y personalizada es una tendencia instalada en Mendoza.
La ventaja clara de bajar costos fijos se compensa con el desafío de atraer a los clientes. De qué se trata.
Cada vez son más los emprendedores, diseñadores y marcas que eligen esta modalidad de venta de sus productos, que empezó a surgir en Buenos Aires hace unos años y ahora se encuentra establecida en Mendoza. Se trata de espacios propios de los emprendedores, que se preparan exclusivamente para funcionar como tienda privada: ya sea el living de una casa, una oficina compartida o un monoambiente en un edificio.
Pero, por otro lado, tiene que ver con una manera diferente de comprar, en un lugar distinto, al que sólo accede cierto grupo de personas y en el cual se recibe una atención personalizada, generalmente del mismo diseñador de la marca. Allí se puede también conocer un poco más sobre la historia que hay detrás de la misma y ser parte de este circuito de diseño y producción local.
El principal desafío que proponen los showrooms a puertas cerradas, al no ser en su mayoría visibles desde la calle, es convocar a los clientes a visitar la tienda. Está en la estrategia de cada marca llegar a los mismos, ofrecerles un amplio rango de horarios para acudir así como diferentes medios de pago, descuentos y promociones.
De esta manera, los pequeños emprendedores pueden insertar su producto en el mercado, obteniendo un mayor porcentaje de ganancias que el que dejan las ventas a consignación en los tradicionales locales multimarcas. Se logra, además así, un feedback inmediato y una relación más directa con los clientes.
“El principal desafío que proponen los showrooms a puertas cerradas, al no ser en su mayoría visibles desde la calle, es convocar a los clientes a visitar la tienda”.
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